Como un acento agudo del ambiente semanasantero que ya se instaló entre nosotros, el nazareno del arriate de mi oficina me recibe con todo su furor, impactando gratamente mis sentidos.
Las flores moradas que lo identifican han llenado casi por completo el enredo. Con el aire y el estricto cumplimiento de su ciclo algunas han caído al suelo, formando una alfombra morada que me da la bienvenida.
Otra vez pienso que hasta en eso la naturaleza es sabia: al contrario de la de los humanos su basura, si es así puede llamársele, no molesta sino más bien nos gusta y además se degrada "naturalmente".
Lo cierto es que esta semana ya se vive de diferente forma; a pesar de las circunstancias violentas y agresivas de esta ciudad las personas se ven mas relajadas, con la mente puesta en los días de descanso que se avecinan. Casi que andamos con la calzoneta y las ginas ya puestas y esto nos hace funcionar de otra manera.
Así es que bienvenida sea la semana santa y todo lo que ella provoca en nosotros los hombres y mujeres de esta metrópoli guatemalteca.
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